"La libertad no puede ser concedida: tiene que ser conquistada."
Pero antes de continuar propiamente con este tema, iniciaremos con un pequeño video que te indicará cuanto amor sientes por nuestra país.
Video: "México en la piel"
LA HISTORIA DE MÉXICO A TRAVÉS DE UNA CÁMARA.
Ante las celebraciones del bicentenario de la independencia de México, con todos los spots publicitarios, y todos los preparativos del gobierno, ¿te imaginas como se celebro el centenario?. Haz click en las siguientes páginas de internet y observa algunos videos relacionados:
Celebración realizada en 1910 por el Presidente Porfirio Díaz.
Mexico Antiguo Fiestas Centenario de Independencia 1910
Camino hacia la independencia de México
La guerra de Independencia ha sido un tema tan fascinante que a pesar de que se han creado miles de libros en torno a ella aun puede argumentarse que no todo está dicho pues aun hay datos y sorpresas que se descubren en la investigación histórica.
Por eso comenzaremos explicando las causas del proceso de independencia de nuestro país:
pagar un tributo a los españoles, y estaban sujetos a un régimen de autoridad que por ambiguo provocó numerosos enfrentamientos con españoles peninsulares, criollos y mestizos. Varios de estos enfrentamientos tenían relación con cuestiones agrarias, por ejemplo, la tenencia de la tierra y el control del agua. A lo largo de los tres siglos de dominio español hubo varios estallidos sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de 1761 de los mayas encabezados por Jacinto Canek.
Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema de "castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes, encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos. La combinación entre los españoles, los indígenas y los africanos dieron como resultado un número de grupos cuya posición estaba determinada por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba a mantener la pureza de la sangre española, y aunque nunca fue operativo más que como una nomenclatura, refleja la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.
ASPECTOS ECONÓMICOS
El pilar de la economía colonial de Nueva España era la explotación de oro y plata. Durante el siglo XVIII la producción minera vivió una de sus mejores épocas. La producción de oro y plata (los dos metales más importantes para la minería novohispana) se triplicó en el período de 1740- 1803 La bonanza de la plata era tal que La Valenciana llegó a dar 360.000 marcos de plata anuales, comparados con 10.000 producidos por la mina Jimmelsfürt. Al finalizar el siglo XVIII, Nueva España producía más de 2.5 millones de marcos de plata, y sus principales regiones mineras eran Guanajuato, Zacatecas y el norte de la intendencia de México. La importancia de la minería para la economía novohispana era tal que Carlos III reconoció al Cuerpo de Minería de Nueva España en 1776; un poco más tarde permitió el establecimiento del Real Tribunal de Minería y el Colegio de Minería.
El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas, particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia de Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato. Dado que la exportación de plata y oro constituían el nodo de la economía novohispana, en torno a esta actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes peninsulares, pero que también permitió la asención de un poderoso grupo criollo y mestizo. Este grupo estaba concentrado en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza fundamental en la circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de los consulados respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo.
La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con las reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata ejercido por los comerciantes como por la propia política financiera de la metrópoli. Una parte importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas reales, sino se repartía entre distintas corporaciones de acuerdo con los arreglos antiguos entre la
Corona y estos grupos. La reforma afectó los intereses de las clases más privilegiadas. Al establecerse además el libre comercio entre las colonias, creció el poder económico y político de los criollos y los mestizos que comenzaron a ocupar también más espacios en la administración colonial.
Ayuntamiento de México intentó ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.
ASPECTOS POLÍTICOS
Aunado a lo anterior tenemos factores externos que van a tener gran influencia en el desarrollo de la Independencia de México como son:
Sin duda, dos movimientos marcaron la historia del final del siglo XVIII. Uno fue la Revolución francesa, y el otro, la independencia de Estados Unidos. Tanto la una como la otra tenían su sustento en las ideas de la Ilustración. A su triunfo, las revoluciones en Francia y Estados Unidos proclamaron la igualdad de los hombres ante la ley y dieron amplias libertades a los ciudadanos; una categoría que nacía precisamente con el iluminismo francés. Desde luego, estas ideas no eran del todo desconocidas en las colonias españolas. Se sabe, por ejemplo, que el cura Miguel Hidalgo era simpatizante de la Ilustración, y que muchos de aquellos que participaron en la Guerra de
Independencia de México conocían con mayor o menor profundidad las ideas del liberalismo.
Fernando VII, rey de España. Cuando los franceses obligaron a la familia real española a ceder sus derechos al trono de la península en favor de los Bonapartes, en varias ciudades de América se establecieron Juntas provisionales que gobernaban en nombre del soberano español. En Nueva España, la Junta de México fue suprimida por los españoles el 15 de septiembre de 1808.
La invasión de Portugal por parte de las tropas de Napoleón en 1807 obligó la huida de la Casa de Braganza a Brasil. En España, este suceso había provocado la división de la familia real española.
Los dominios españoles en América ante la ocupación de la metrópoli
Aunque aparentemente no hubo ningún cambio en la organización y los vínculos entre España y sus dominios ultramarinos en América, en realidad en cada una de las colonias había una discusión sobre quién era el verdadero soberano de las tierras americanas. El problema era que, nominalmente la soberanía de los dominios españoles radicaba en el titular de la Corona de
España, no había una claridad sobre la posición que se debía guardar ante la ocupación
extranjera de la metrópoli. Para algunos, la opción era reconocer al gobierno francés de ocupación. Para otros, la soberanía radicaba en Fernando VII, y por lo tanto, no estaban dispuestos a reconocer a Bonaparte como soberano. Y había un tercer grupo, influenciado por las ideas de la Ilustración y la reciente Independencia de Estados Unidos, para quienes la opción era la separación de las colonias. Hay que señalar que en realidad, estos partidos estaban formados sobre todo por los miembros de las clases altas y medias, es decir, por españoles peninsulares, criollos y algunos mestizos --muy pocos-- que habían llegado a ocupar algún cargo en la estructura de poder colonial. Para la mayor parte de la población americana, lo ocurrido en España no tenía gran significación en su vida cotidiana.
En varias ciudades americanas se formaron Juntas Provisionales, cuyo propósito fue conservar la soberanía en sustitución del legítimo rey de España, y hasta que Fernando VII fuera reinstalado en el trono. Las Juntas que se formaron en ciudades como Quito (1809), Caracas (1810), Valledupar (1810) o Lima, tenían su origen casi todas ellas en la estructura municipal, una de las instituciones de gobierno más arraigadas en el mundo hispánico. Casi todas ellas fueron dominadas por criollos ilustrados, dado que como regla general (regla en la que caben excepciones) los españoles peninsulares se oponían a la formación de gobiernos soberanos.
Francisco Primo de Verdad fue uno de los personajes del Ayuntamiento de México que solicitó en 1808 al virrey Iturrigaray la instalación de una Junta provisional que gobernara en nombre de Fernando VII. Iturrigaray simpatizaba con estas ideas. Finalmente, la Junta fue reprimida por un golpe de Estado contra el virrey.
Conociendo la situación en España, la élite novohispana no era ajena a los cuestionamientos acerca de la encarnación de la soberanía de los territorios bajo el dominio español. Ante las abdicaciones de Bayona, esta élite de letrados se dividió claramente en dos partidos. Para algunos, cuyo portavoz era la Real Audiencia de México, el poder en Nueva España seguía radicando en el rey Fernando, aunque momentáneamente se encontrara ausente. Por lo tanto, la estructura social de la Nueva España debía seguir inmutable y seguir como vasallos de la Corona española. Para los otros, la situación era más compleja. El Ayuntamiento de México, encabezado por un grupo de criollos que se habían beneficiado de las reformas implantadas por los reyes borbónicos en el siglo XVIII, encuentra en la crisis política una oportunidad para implantar
reformas políticas en el Virreinato.
El 5 de agosto de 1808, el Ayuntamiento de México propone al virrey José de Iturrigaray convocar a una Junta de ciudadanos que gobierne en el nombre de Fernando VII.
Este ayuntamiento plantea el problema del asiento de la soberanía. Acepta, sin duda, el derecho de Fernando a la corona, y no le niega obediencia; pero introduce una idea que cambia el sentido
de su dominio: la soberanía le ha sido otorgada al rey por la nación, de modo irrevocable. Las abdicaciones de Carlos y Fernando son nulas, pues el rey no puede disponer de los reinos a su arbitrio (Villoro, 1992: 606)
colonial del cual ciertamente eran beneficiarios. El reconocimiento de la junta soberana, aunque fuera meramente sustituta y provisional, implicaba su renuncia a las posiciones hegemónicas que los españoles peninsulares ocuparon a lo largo de tres siglos de dominio hispano.
Todos estos factores influyeron de manera directa en el Movimiento de independencia el cual duró once años y distó mucho de ser un movimiento homogéneo.
Despúes de haber leído y analizado las causas que promovieron la guerra de independencia, conoceremos los hechos más sobresalientes de este proceso histórico.
Para ello, debemos aclarar que los historiadores dividen el movimiento de independencia en cuatro etapas, las cuales analizaremos a continuación.
Primera etapa de la guerra: Hidalgo y la lucha de las clases oprimidas.
En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla llamó al pueblo de Dolores a la lucha por la independencia, en nombre del rey Fernando VII y de la Virgen de Guadalupe.
Las masas enardecidas se unieron al movimiento Independentista. Hidalgo salió de su parroquia con 600 hombres, pero a los pocos días contaba con más de 80 mil. Éste era un ejército de campesinos sin armas y sin adiestramiento militar al que poco a poco se fueron uniendo mineros , artesanos y. en general, las masas explotadas de las ciudades y del campo , que estaban considerados por el gobierno de la Nueva España como una muchedumbre de malhechores .
De Dolores se dirigieron a San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende). En la capilla de Atotonilco, Hidalgo tomo el estandarte de la Virgen de Guadalupe, que sería el símbolo de la lucha revolucionaria.
San Miguel se entrego sin resistencia, también Celaya. Mientras el pueblo saqueaba la ciudad, Hidalgo recibió el nombramiento de Capitán General de los ejércitos rebeldes .
De ahí se dirigieron a Guanajuato, en donde el intendente Riaño decidió defender la ciudad. La toma de la ciudad fue terrible, en especial la matanza en la Alhóndiga de Granaditas.
La multitud, enfurecida por las grandes perdidas sufridas, los grandes odios de raza y clase acumulados durante la dominación española empezaron a hacer terrible explosión cometiendo toda clase de excesos, a la toma de la alhóndiga siguió la matanza de los españoles en ella refugiados y el saqueo de la ciudad.
Allende hizo esfuerzos sobrehumanos para restaurar el orden, pero solo se lograría esto al día siguiente.
El ejército de Hidalgo se dirigió de ahí a Valladolid (hoy Morelia).La ciudad se rindió sin oponer resistencia.
Entre los dirigentes del ejército insurgente había habido nuevas discrepancias: Allende quería dejar fuera del combate a los militares de indios armados con cuchillos, hondas, chuzos, garrotes, palos y piedras y usar a los tres mil soldados que habían desertado de los regimientos provinciales, que contaban con fusiles aunque mal funcionados, para construir con ello la fuerza fundamental del ataque. A eso habrían de sumarse los varios miles de rancheros de a caballo armados con lanzas y machetes. El cura impuso su opinión que se dejara combatir a los indios que suplirían su falta de organización, armamento y disciplina con las ganas.
A finales de octubre, el ejército insurgente llegó victorioso a las puertas de la ciudad de México. Pero inexplicablemente Hidalgo decidió retirarse sin atacar la ciudad. Se cree que temía el saqueo y la matanza que su desordenado ejército podría organizar, o que tal vez pensó que no podría triunfar.
Regreso a Guadalajara en donde promulgo un decreto declarando abolida la esclavitud, suprimió el tributo que los indios pagaban a los españoles y los impuestos sobre las bebidas y el tabaco.
Mientras tanto, el comandante del ejército realista, Félix María Calleja, recuperaba las ciudades en poder de los revolucionarios, derrotando por fin al indisciplinado ejército de Hidalgo en la Batalla de Puente de Calderón, cerca de Guadalajara.
Los insurgentes huyeron hacia los Estados Unidos en busca de armamento para continuar la lucha. En el camino, victimas de una traición, Hidalgo y sus oficiales fueron capturados, juzgados y ejecutados el 30 de julio de 1811.
Fueron manufacturadas cuatro jaulas de hierro que con las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez serian instaladas como adorno en las cuatro esquinas de la Alhóndiga. Símbolo contra símbolo.
Segunda etapa: Organización (1811-1815)
La llamada etapa de organización de la guerra independentista de México comprende los sucesos bélicos y políticos ocurridos entre el momento en que Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de las fuerzas insurgentes en Saltillo --poco antes de que Hidalgo, Allende, y otros jefes insurgentes fueran presos y ejecutados en el norte de México-- y el fusilamiento del Siervo de la Patria, José María Morelos y Pavón. Es decir, comprende del 16 de marzo de 1811 al 22 de diciembre de 1815. Cuatro años que fueron de los más brillantes en lo que se refiere a las acciones de guerra y de posicionamiento ideológico del movimiento independentista de México.
López Rayón y la Junta de Zitácuaro
Mural en Zitácuaro, donde se conmemora la instauración de la Suprema Junta Gubernativa de América en esa villa de Michoacán.
Como se ha dicho, López Rayón fue nombrado jefe de las tropas insurgentes en Saltillo, Coahuila, poco antes de la captura de los jefes insurgentes de la primera etapa de la guerra de independencia. Este cargo lo compartió con José María Liceaga. A la cabeza de unos mil hombres que constituían el remanente del primer Ejército Insurgente, se encaminó hacia el sur, rumbo a Michoacán, a través de un largo camino. Todo el territorio que había sido tomado inicialmente por movimientos regionales simpatizantes de la insurgencia había sido recuperado por el ejército virreinal; hecho que añadió una dificultad mayor a la travesía a través del árido territorio de la Mesa Central mexicana.
Finalmente, López Rayón fue capaz de conducir a esta pequeña tropa hasta Zitácuaro, una villa localizada en el oriente de la intendencia de Michoacán. Allí, el 19 de agosto de 1811, convocó a la formación de una Suprema Junta Nacional Americana que debía gobernar en nombre de Fernando VII, y esto para la conservación de sus derechos, defensa de nuestra religión santa e indemnización y libertad de nuestra oprimida Patria.
Según esto, la Junta de Zitácuaro no difería en sus propósitos de aquéllas establecidas en otras partes de América; para quienes la existencia de estos concejos estaba justificada en la conservación de la soberanía en nombre del destronado rey de España hasta que no volviera a ocupar la titularidad de la Corona. La Junta de Zitácuaro reunió sobre todo a la élite criolla del
centro de México. Contó con el apoyo de Morelos, jefe de la insurgencia en la sierra Madre del Sur. A ella se le debe el primer proyecto de constitución nacional, que no prosperó; el primer cuño de monedas propiamente mexicanas; así como los primeros intentos por lograr el reconocimiento de la comunidad internacional (intentos que iniciaron con el envío de un embajador a Estados Unidos).
En sus intentos por legitimarse frente a los jefes regionales y ganar prestigio ante el ejército realista, la Junta de Zitácuaro, o mejor dicho, López Rayón --en su cargo de Ministro Universal de la Nación, y en otras palabras, jefe de la Junta-- emprendió una serie de campañas militares que no le rindieron los dividendos esperados. A pesar de contar con el apoyo de Los Guadalupes[19] y otros benefactores de la causa insurgente; López Rayón fue incapaz de impedir que la Junta fuera expulsada de Zitácuaro por Calleja, en los primeros días de 1812. Acto seguido, los vocales decidieron actuar cada uno por su cuenta en distintas regiones del sur de México: José Sixto Verduzco permaneció en Michoacán, Rayón se trasladó a la intendencia de México, y Liceaga se internó en el territorio de Guanajuato.
Reclamando cada uno para sí la jefatura de la Junta, los jefes entraron en una discusión que finalmente condujo a la desaparición de facto de este órgano de gobierno hacia la primera mitad de 1813. La Junta de Zitácuaro fue sustituida por el Congreso de Chilpancingo como máximo órgano de gobierno de la nación americana. Durante el tiempo en que la Junta de Zitácuaro se tuvo que trasladar de Michoacán al mineral de Sultepec (en el poniente de la intendencia de México) sobresalió la producción intelectual de José María de Cos, cura de San Cosme, intendencia de Zacatecas. A él se debe la edición de un segundo órgano informativo de los insurgentes, impreso en una imprenta que él mismo construyó. Su pluma fue dura contra las autoridades virreinales, y en él se muestra una tendencia a la radicalización política del movimiento insurgente.
Morelos y el Congreso de Chilpancingo
De Carácuaro a Chilpancingo
Campaña de Morelos.
Al igual que López Rayón, Don José María Morelos y Pavón no era novato en las acciones bélicas de los insurgentes. Como el jefe de la Junta de Zitácuaro, Morelos también había tenido actividad casi desde el principio de la guerra de independencia, especialmente en la región de Tierra Caliente de Michoacán y México.[20] Aunque es común señalar que recibió el mando de los insurgentes luego de la captura de Hidalgo, Allende y Aldama; Morelos era en realidad un jefe militar regional, supeditado a la autoridad de la Junta de Zitácuaro. Era, por lo tanto, un
subordinado de López Rayón. Sin embargo, sí es posible decir que Hidalgo y Morelos si se conocieron, aunque sólo se entrevistaron una vez en toda su vida en el pueblo de Charo, hasta donde Morelos tuvo que seguir a Hidalgo, ante su negativa de recibirlo, desde Indaparapeo.
La campaña de Morelos inició en Carácuaro, un pueblo calentano de Michoacán. Ernesto Lemoine divide su campaña en dos partes, cuyo parteaguas es el desastre de Valladolid, donde
fue estrepitosamente derrotado por el ejército realista. Antes de ese episodio, acontecido en 1813, Morelos había ganado prestigio como estratega militar (aunque no tenía ninguna formación como soldado). Pero luego de su derrota en la tierra donde nació, Morelos y su ejército fueron dando un traspié tras otro, hasta que finalmente la mayor parte de los jefes de su ejército, o bien fueron muertos en combate, o bien fueron presos y fusilados por las tropas virreinales.
Habiendo levantado en armas a Carácuaro, Morelos se internó en la depresión del Balsas y la sierra Madre del Sur, donde uno tras otro fue sumando Zacatula, Petatlán y Tecpan a la lucha contra las autoridades virreinales. En mayo de 1811, el ejército de Morelos --en el que se hallaban incluidos los cuatro hermanos Galeana (el más conocido de ellos es Hermenegildo) su tropa de negros costeños-- tomó Chilpancingo, Tixtla, Taxco.
Juan N. Almonte. Fue hijo del cura Morelos, y jefe de Los Emulantes, en donde era compañero de Narciso Mendoza. Por azares del destino, cuando adulto formó parte del bando que combatió a Benito Juárez durante la Guerra de Reforma, y de la comisión que entregó el gobierno de México a Maximiliano de Habsburgo.
Luego de haber penetrado en el territorio de la intendencia de Puebla, donde venció a los realistas en Chiautla, el cura de Carácuaro dividió su ejército en tres columnas. Una, al frente de Nicolás Bravo, avanzó a Oaxaca. En su camino hacia el sureste, Bravo tomó Acatlán y Huajuapan. Otro brazo, al mando de Hermenegildo Galeana volvió a Taxco. El tercer grupo insurgente, encabezado personalmente por Morelos, se encaminó hacia el valle de Puebla-Tlaxcala. Tomó Izúcar, donde sumó a Mariano Matamoros, cura por más señas, y al hijo de éste. Morelos finalmente no avanzó hacia Puebla de los Ángeles, pero siguiendo al occidente, el 24 de diciembre de 1811 conquistó la villa de Cuautla para la causa insurgente.
En febrero de 1812, Félix María Calleja --la mejor espada de Nueva España, como le habían apodado merced a sus múltiples victorias frente a los insurgentes-- fue comisionado por el virrey Vanegas para que terminara de una vez por todas con el ejército de Morelos. Desde luego que Calleja esperaba vencer con facilidad a los insurgentes, sobre todo estando en ventaja numérica y siendo los rebeldes un puñado de guerrilleros sin instrucción militar --o al menos, esto era lo que pensaba el futuro virrey de la Nueva España--. Así las cosas, inició en sitio de Cuautla; misma suerte que en la Mixteca poblana estaba padeciendo Izúcar. Para este tiempo, López Rayón y la Junta ya habían sido arrojados de Zitácuaro.
Luego de setenta y dos días de combate, ambos bandos fueron incapaces de vencer. Los realistas habían fracasado también en el intento de recuperar Izúcar, y el 2 de marzo, pudieron romper el sitio, evacuando Cuautla para evitar una masacre de civiles. En la defensa final de esa plaza de lo que actualmente es el estado de Morelos participaron también los propios habitantes de la villa, destacándose un grupo de niños llamados Los Emulantes. Este batallón infantil insurgente fue
encabezado por el hijo natural del cura Morelos, Juan Nepomuceno Almonte, y formaba parte del él Narciso Mendoza, mejor conocido en la historia de México como el Niño Artillero. Habiendo desalojado Cuautla, los insurgentes se dispersaron hacia el oriente, rumbo a Izúcar y Chiautla.
Acosados por el ejército español, los insurgentes se trasladaron hacia el oriente de Puebla, tomaron la villa de Orizaba, y se enfrentaton al ejército virreinal en las cumbres de Acultzingo, en el límite de Puebla y Veracruz. Nuevamente, el enfrentamiento no dejó un vencedor claro, y como en Cuautla e Izúcar, los insurgentes tuvieron que desplazarse, en esta ocasión hacia el sur.
Luego de capturar Tehuacán, Morelos y su ejército ocuparon la ciudad de Oaxaca, donde instituyó un gobierno autónomo. El gobierno insurgente de la ciudad de Oaxaca duró de 1812 a 1814, cuando fue recuperada la población por el ejército realista. Más allá de representar la primera y única vez en que Morelos fue capaz de tomar el control de una ciudad importante, fue Oaxaca el sitio donde Morelos se delindó finalmente de la tesis fernandista de la Junta de Zitácuaro (ya establecida y moribunda en Sultepec). En Oaxaca, Morelos convoca a la formación de un Congreso Nacional con representantes electos por voto popular. La cita sería en Chilpancingo.
Con el propósito de llegar a Chilpancingo para el Congreso Nacional, el ejército de Morelos se dirige hacia la Costa Grande, y finalmente rinde el castillo de San Diego de Acapulco, en agosto de 1813. De esta suerte, la comunicación marítima con Filipinas por el océano Pacífico quedó bajo control de los insurgentes.
Congreso de Chilpancingo
José María Morelos. Rechazó los títulos de Su Alteza y Generalísimo, concedidos por el Congreso de Chilpancingo. En cambio, se hizo llamar Siervo de la Nación.
Las múltiples victorias del ejército de Morelos habían dado al cura de Carácuaro un prestigio del que carecía López Rayón y sus deslucidos enfrentamientos contra los españoles en Valladolid y Zitácuaro, de donde fue expulsado con la Junta en 1812. En cambio, hacia mediados de 1813,
Morelos dominaba gran parte del sur de las intendencias de México, Puebla y Oaxaca. Gracias a esa autoridad militar, Morelos pudo dar un giro radical al planteamiento político de la revolución independentista. Para ello, se apoyó en numerosos personajes que participaron en el Congreso de Chilpancingo convocado por él en junio de 1813; congreso que se llevó a cabo en septiembre de ese mismo año, luego de la captura de Acapulco.
Ya en Chilpancingo, Morelos entrega a los congresistas un documento intitulado Sentimientos de la Nación. Este documento refleja la posición política de Morelos, para quien...
...la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía...
Morelos, "Sentimientos de la Nación", Artículo 1°
y solicita a los representantes populares...
...que así se sancione, dando al mundo las razones
Morelos, ibidem.
Los Sentimientos de la Nación incluyen además una serie de disposiciones en lo económico, lo político y social que rompían definitivamente con López Rayón y sus seguidores. Éstos, una vez preso el cura Hidalgo en 1811, habían enviado una carta a Calleja donde exponían sus argumentos a favor del movimiento revolucionario. En ella se señalaba que el propósito era restituir la legitimidad existente antes de la supresión de la Junta de México y el golpe de Estado contra Iturrigaray. Se justificaba el movimiento en tanto que, como fue expuesto por los miembros de la Junta de México, América era dependiente del rey de España, pero no de la nación española; y que por tanto, la independencia buscada no era con respecto a la Corona, sino del "gobierno ilegítimo" que se había reunido Cádiz.
En contraste con la posición de la Junta de Zitácuaro, el Congreso de Chilpancingo se dio a la tarea de definir jurídicamente las razones por las cuales la América mexicana debía ser libre de España. Por otra parte, los diputados reunidos en Chilpancingo no eran los únicos pensadores que se manifestaban a favor de la lucha independentista radicalizada de Morelos. Una de las plumas más revolucionarias favorables a la insurgencia fue la de Servando Teresa de Mier. A
diferencia de Bustamante y Quintana Roo, para quienes el problema se solucionaba con definir al pueblo o a los ayuntamientos como los representantes legítimos de la nación; Teresa de Mier desarrolla estas tesis influido por el liberalismo francés, y sostiene que América...
... posee su propio pacto social, que la constituyó como parte de integrante de la monarquía
española, y que Carlos V contrajo con los conquistadores y los mismos indios, a quienes consideró vasallos a cambio de concederles exenciones y privilegios. Desde entonces, pese al despotismo, "conservaron los reyes en el fondo nuestras leyes fundamentales, según las cuales las América son los reinos independientes de España sin otro vínculo entre ellos que el rey..., dos reinos que se unen y confederan por medio del rey, pero que no se incluyen." Tal es el código originario de
América, que Mier, empleando la teminología en boga, denomina "Consitución Americana". Las reivindicaciones de los insurgentes son fieles a ella; son los europeos los que tratan de abolir el pacto social y sustituirlo por un gobierno tiránico...
Declaración de Independencia de América Septentrional
Al declarar los pensadores de la insurgencia la independencia de la nueva nación[21] también declaraban el rompimiento con el sistema social colonial. Entre otras cosas, los Sentimientos de la Nación contemplan la supresión del sistema de castas, la residencia de la soberanía en el pueblo y la independencia de la nación ante cualquier potencia extranjera. En otro sentido, se pronunciaba a favor de la conservación del catolicismo como única religión (y como religión de Estado en los hechos) y la exclusión de los extranjeros de las actividades económicas. Se trata, por tanto, de un documento sumamente radical cuyos puntos principales son recogidos por el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional --firmada el 6 de noviembre de 1813-- y la primera Carta Magna de México, la Constitución de Apatzingán, redactada por el
Constituyente de Anáhuac en fuga de sus perseguidores españoles y promulgada en Apatzingán, Michoacán, en 1814. La Carta de Apatzingán no pudo ser puesta en marcha debido a la mala ventura de los insurgentes en sus encuentros militares con el ejército realista.
De Chilpancingo al paredón de Ecatepec
En junio de 1813, Morelos convocó a un congreso nacional de representantes de todas las provincias, y se reunieron en Chilpancingo en el actual estado de Guerrero para discutir el futuro de México como una nación independiente. Los puntos más importantes del documento preparado por el congreso fueron la soberanía nacional, el derecho universal al voto a todos los hombres, la adopción del catolicismo como la religión oficial, la abolición de la esclavitud y el
trabajo forzado, el fin a los monopolios gubernamentales y el fin de los castigos físicos. Se firmó la declaración de independencia el 6 de noviembre de 1813. Aunque las fuerzas de Morelos tuvieron éxito inicialmente, las autoridades coloniales vencieron el sitio de la ciudad de México después de seis meses, capturaron posiciones en las áreas vecinas, y finalmente invadieron Chilpancingo. Después de estas derrotas el congreso (principalmente Ignacio López Rayon), en
vez de hacer unión para poder llevar al éxito la independencia, decidió desconocer a Morelos como generalísimo y jefe supremo del ejército y le asignaron únicamente la protección del congreso en fuga. Morelos logró protegerlos de tal suerte que se logró la redacción de una constitución, que fue jurada en Apatzingan el 22 de octubre de 1814. La constitución daba poderes absolutistas al congreso (en abierta pugna entre sí) y este no tardó en reasignar los efectivos para la lucha y dejar practimente sin fuerzas a Morelos, (por temor a que tomara el poder). Morelos fue capturado meses después en una escaramuza por mantener a raya a los realistas que perseguían a los congresistas y enfrentó el mismo destino que Hidalgo, murió fusilado después de ser degradado y excomulgado el 22 de diciembre de 1815.
Tercera etapa (1816 a 1820)
Puede considerarse como un periodo de resistencia. Ni los insurgentes pudieron imponerse a los realistas, ni las tropas del rey lograron sofocar por completo el movimiento. Pequeños grupos rebeldes continuaron en pie de guerra, entre los hombres que se destacaron en esta etapa se encuentran: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Juan Álvarez, entre otros. En 1817 Mina le dio un nuevo impulso al movimiento, pero fue rápidamente sofocado y terminó con su fusilamiento en noviembre de ese año.
Cuarta etapa: "LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA" (1821)
Fue el periodo encabezado por Agustín de Iturbide que, a través del Plan de Iguala o de las Tres Garantías y de la firma de los tratados de Córdoba, logró que buena parte de las tropas realistas se adhirieran a la causa de la libertad y en septiembre lograra consumar la independencia.
LOS FACTORES POLÍTICOS INTERNOS Y EXTERNOS QUE INFLUYERON EN LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
La guerra de independencia se prolongó por más de diez años. El gobierno virreinal no había logrado vencer a las fuerzas insurgentes dirigidas por Vicente Guerrero, que desde 1818 resistían la ofensiva de los realistas.
Las tropas rebeldes estaban en una situación de inferioridad frente a las fuerzas del gobierno virreinal, debido a que se había debilitado por la falta de armamento y de recursos económicos para enfrentar una guerra tan prolongada. En aquel momento, la agricultura, la industria y el comercio de Nueva España estaban en decadencia. Las autoridades virreinales, a pesar de la inconformidad de las capas acomodadas de la población, decretaron el aumento de impuestos para hacer frente a los gastos militares.
A principios de 1820, en España surgió un movimiento armado que restableció la Constitución de Cádiz; fue una revolución de carácter liberal.
El movimiento revolucionario impuso a Fernando VII, rey de España.
Las Cortes Españolas (poder Legislativo del reino de España) implantaron diversas reformas, entre ellas la libertad de prensa, la supresión de la Inquisición, la reducción del diezmo a la mitad y la venta de bienes eclesiásticos. Estas reformas causaron una profunda inquietud en Nueva España.
COINCIDENCIAS Y CONTRADICCIONES ENTRE GUERRERO E ITURBIDE. EL PLAN DE IGUALA.
Vicente Guerrero, en su afán por dar fin a la lucha armada, exhorto en repetidas ocasiones a los jefes militares realistas a unirse para lograr juntos la victoria. Iturbide, quien fracaso en su intento por derrotar a Guerrero, también estaba convencido de que la única manera de lograr la independencia era establecer una alianza entre los insurgentes y realistas. Ambos dirigentes acordaron unir sus fuerzas.
Iturbide desarrolló en Iguala un plan independentista en el que proponía la formación del Imperio Mexicano regido por una constitución y se invitaría a Fernando VII como emperador.
Guerrero aceptó las condiciones las condiciones del Plan de Iguala en la única entrevista que sostuvo con Iturbide y que se cree ocurrió en Acatempan (al parecer se efectuó en Teloloapan).
De ahí también el famoso “abrazo de Acatempan” que quizá se dieron ambos personajes.
Los principales puntos del Plan de Iguala, proclamado el 24 de febrero de 1821 fueron:
- La religión Católica Apostólica Romana, sin tolerancia de otra alguna.
- La absoluta Independencia de este Reino
- Gobierno Monárquico, templado por una Constitución análoga al país.
- Fernando VII y en su caso los de su dinastía o de otra reinante serán los Emperadores, para hallarnos con un monarca ya hecho y precaver los atentados de ambición.
- Habrá una junta, interín, se reúnen Cortes que hagan efectivo este Plan.
- Trabajarán luego que se unan, la Constitución del Imperio Mexicano.
- Todos los habitantes de él, si otra distinción que su mérito y virtudes, son ciudadanos idóneos para adoptar cualquier empleo.
- Sus personas y propiedades, serán respetadas y protegidas.
- El Clero Secular y Regular, conservado en todos sus fueros y propiedades.
- Todos los ramos del Estado, y empleados públicos, subsistirán como en el día, y sólo serán removidos los que se opongan a este Plan, y sustituidos por los que más se distingan en su adhesión, virtud y mérito.
- Se formará un Ejército protector que se denominará de las Tres Garantías, y que se sacrificará del primero al último de sus individuos, ante la más ligera infracción de ellas.
- Interín se reúnen las Cortes se procederá en los delitos con tal arreglo a la Constitución Española.
- En el de conspiración contra la Independencia se procederá a prisión, sin pasar a otra cosa hasta que las Cortes dicten la pena correspondiente al mayor de los delitos, después del de lesa Majestad Divina.
COINCIDENCIAS Y CONTRADICCIONES DE LA ALIANZA ENTRE LAS FUERZAS ENCABEZADAS POR GUERRERO E ITURBIDE
Los ejércitos independentistas, encabezados por Vicente Guerrero, estaban formados en su mayoría por gente del pueblo, quienes querían la transformación del país especialmente en aspectos de tenencia de la tierra, comercio y educación. Generalmente dirigidos por criollos y mestizos, buscaban la forma de desarrollar dichos proyectos sin el obstáculo que representaba el poder tradicionalista y burocrático de la corona española.
Agustín de Iturbide represento a los grupos más ricos de la Nueva España, en especial hacendados, el alto clero y los comerciantes. Estos grupos tenían interés en que se lograra la independencia del país para librarse de los efectos de la Constitución de Cádiz, y de esa forma preserva sus antiguos privilegios, así como del exceso de burocracia española que estorbaba sus negocios. Se concentraban en torno al virrey y a la alta oficialidad española y criolla del ejército.
LOS TRATADOS DE CÓRDOBA
En agosto de 1821 llegó de España Juan de O´Donojú con el cargo de jefe político superior para sustituir al virrey Ruiz de Apodaca. De ideología liberal, O´Donojú se dio cuenta de inmediato de que casi todo el país había aceptado el Plan de Iguala, y firmó con Iturbide en Córdoba, Veracruz, los Tratados de Córdoba mediante los cuales aceptaba la independencia del imperio Mexicano.
Iturbide se dirigió con el ejercito Trigarante a la ciudad de México y entró triunfal el 27 de Septiembre de 1821. Las tres garantías que proclamaba eran la religión católica, la unión y la independencia. Al día siguiente se firmo, en forma definitiva, el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
En 1821 se consumó la Independencia de México mediante el Plan de Iguala; en la consumación participaron, de manera decisiva, los comerciantes acaudalados, grandes terratenientes, propietarios de minas, militares peninsulares y alto clero.
La guerra culmino con la independencia del país, pero los sectores pobres del campo y de la ciudad siguieron viviendo en condiciones muy parecidas a las que imperaron durante el régimen colonial.
Antes de continuar, es necesario que nos detengamos un momento a evaluar los conocimientos que tienes de los temas anteriores.
E V A L U A C I Ó N
Línea del tiempo
Fusilamiento De Morelos
_____/______/______/________/_________/_______/________/________
1810 1811 1812 1814 1815 1818 1820
De las opciones que aparecen en la siguiente lista, elige el orden correcto de acuerdo a las fechas que aparecen en la línea del tiempo; colócalas en la misma
i) Vicente Guerrero permanece en pie de lucha.
ii) Sitio de Cuautla.
iii) Derrota del ejército insurgente en la batalla de Puente de Calderón.
iv) La insurgencia continúa como guerra de Guerrillas.
v) Inicio de la guerra de Independencia.
vi) Promulgación de la constitución de Apatzingán.
M O R E L O S A I C N E T S I S E R E T Y U I O P A S D F G
M U E G J O S E M A R I A M O R E L O S N E R I A S P T A
B O L R O M A D E L A T A C A I O N A L E A L E M A N I N
S E D A L N O I C A N A C A R U L C O M O T F G B N C O R
O N I R E T O S A T A L P P O E U N O Y H B X C A C I W X
O I N G E N I O N O I C A R T S U L I T Y U I O P I K C H G T
T E D O R G A N I Z A C I O N T R I B V N M K C J A G F D P
N U I M S R O L L O I R C O P E R T Y G F H N Z L Ñ M N B R
E S G E R O T Y T T G B M F G H B V C N E I X S T R Y Z C B
I N E A M S J R G E A S D F G H J K L Ñ N O I U Y T R O Q R
M I N E R I A P E T R D C T Y U W Q N A X Z C V B N M B V S
I L A N A L O M A Ñ O J N G B S D G PI V C E S Y T W X Y D
T I S Y C A S T A S Ñ E S T A G R M T L E S F D S P O I U Y Q
E N O I C A I C I N I P O P E R O E C A S Q A S D F G Ñ L K J H
S E N T I M I A R N T A L O P E O F D C V B T U Y A S D F G L G
INSTRUCCIONES: En la sopa de letras de arriba, localiza la palabra que conteste correctamente a las siguientes preguntas, y después coloca las respuesta correctas en las líneas.
1.-.-Etapas de la Guerra de Independencia
R= ___________________, ____________________ y ______________________
2.- Etapa de la Guerra de Independencia en la que se destaco Morelos
R= _______________________________
3.- Grupos que rivalizaban por el control del gobierno en Nueva España
R_____________________ y _________________________
4.- Grupos de población marginados en Nueva España
R= _______________________ y _____________________
R= _______________________
6.- Principal producto de exportación de Nueva España
R= ________________________
7.- Documento que se tomo como base para redactar la Constitución de Apatzingán
R= ___________________________________________________
2. Señala el punto donde tú creas que Guerrero estaría de acuerdo.
3. Si estuvo en desacuerdo explica por qué firmo el plan.
4. Este documento tenía un carácter conservador, menciona que aspecto pretendía conservar.
5. Menciona las ideas que contienen el plan y que eran semejantes los de Hidalgo y Morelos.
6. Explica quienes piensas que saldrían beneficiados.
7. Escriba ¿A qué llamamos Consumación de la Independencia?
8. Menciona algunas contradicciones que hubo en la Revolución de Independencia.
¿SABÍAS QUE?...
1) En 1808 antes las noticias del sometimiento español por parte de los franceses, el Ayuntamiento y la Audiencia del Virreinato de la Nueva España discutía que se debería hacer si pugnar por la independencia de la Metrópoli, un poeta anónimo imprimió versos alusivos que amanecieron pegados en los muros:
Abre los ojos pueblo mexicano
y aprovecha la ocasión tan oportuna,
amados compatriotas, en la mano
las libertades ha dispuesto la fortuna;
si ahora no sacudís el yugo hispano
miserable seréis, sin duda alguna.
2) A Iturbide le gustó mucho una pintura que representaba la coronación de Napoleón I y decidió comprarse una estola de armiño igualita, que hizo traer directamente de la galerías Lafayette… Iturbide sólo pudo usar su adorada capa de armiño dos años, pues fue destronado por un antiguo guerrillero independentista que se hacía llamar con suprema modestia “el primer rayo de esperanza”.
Dresser, Denise y Jorge Volpi, “México. Lo que todo ciudadano quisiera (no saber de su patria). 1era. Edición. México 2006. Ed. Nuevo Siglo Aguilar. Pag.67
3) Miguel Hidalgo lanzó el grito de batalla que apartir de entonces se convertiría en lema del país:
Vamos a coger gachupines.
¡Viva la religión católica!
¡Viva Fernando VII!
¡Viva la patria y reine por siempre en este
continente americano nuestra sagrada
patrona, la santísima Virgen de Guadalupe!
El Grito de Dolores es considerado el punto de arranque de la Independencia de México del dominio español y cada 15 de septiembre se escucha en todo el País. Sin embargo, el grito en su versión original poco tiene que ver con el actual –más nacionalista- y mucho tiene que ver con loas al entonces Rey de España: “¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII!”, gritó Hidalgo a proclamar la insurrección, que sería apagada pocos meses después.
¿Por qué gritó a favor de una monarquía de la que quería independizarse? Los historiadores consideran que era su manera de manifestar su descontento con la invasión napoleónica en España, que había iniciado en 1808.
Fiesta y grito por decreto
6) El origen de los festejos del Grito de Dolores el 15 de septiembre y no el 16, día en que ocurrió realmente, se remonta a la dictadura de Porfirio Díaz. El oaxaqueño, también conocido como el “Llorón de Icamole”, nació el 15 de septiembre de 1830, y decidió juntar los festejos. En 1896, ya en pleno porfiriato, mandó trasladar la Campana de Dolores a Palacio Nacional y decretó que la Independencia coincidiera con su cumpleaños. Aunque antes de que Díaz adelantara el Grito de Independencia era frecuente ver verbenas populares desde el 15, después de la caída del porfiriato por la Revolución Mexicana, se mantuvo la celebración.
Fray Servando Teresa de Mier fue uno de los ideólogos de la Independencia, arengó contra la dominación española en cualquier tribuna y combatió a las tropas realistas sin descanso, pero a pesar de que murió en Palacio Nacional, los restos de Fray Servando Teresa de Mier no han encontrado la paz de los sepulcros.
Fallecido en 1827, Padre Mier fue enterrado con honores en la Parroquia de Santo Domingo, de la Ciudad de México. Pero en 1861, al término de la Guerra de Reforma, el templo fue demolido. La momia de Padre Mier, junto con otras 12, fue exhumada y exhibida como un cuerpo víctima de la Inquisición.
Unos dicen que la momia del “Primer Regiomontano Universal” fue vendida a un aventurero que la llevó a Buenos Aires, otros a Europa, lo cierto es que hasta ahora se desconoce su paradero.
Su historia, de fugas y extravíos, ha inspirado a muchos escritores como el cubano Reinaldo Arenas quien la noveló en “El Mundo Alucinante”.
Aunque en México la Independencia se consumó en 1821, al otro lado del Atlántico, el País no adquirió su soberanía como Estado hasta 15 años después.
Y es que España no reconoció la Independencia hasta 1836, e incluso en varias ocasiones intentó recuperar sus antiguos dominios. En 1829, la ofensiva española, a sangre y fuego se jugó su carta más arriesgada cuando lanzó 4 mil hombres a bordo de 19 embarcaciones a la costa cerca de Tampico.Pero las tropas monarquistas fueron derrotadas por un militar que luego llegaría a ser Presidente y perdería territorio mexicano ante otra potencia. Su nombre: Antonio López de Santa Anna.En 1836, la reina María Cristina, viuda de Fernando VII, en representación de su hija Isabel II, reconoció la independencia de México y renunció a sus bienes en el País.
Inspirado por las ideas de libertad y antimonárquicas de la Ilustración francesa, un grupo de conspiradores encabezados por un diácono, nativo de Sayula, llamado Juan Antonio Montenegro, fue denunciado al Santo Oficio el 4 de octubre de 1793.Aunque en esos momentos no prosperó su proceso, casi un año más tarde, Montenegro fue llevado ante la Inquisición. Se le acusaba de tener un plan de buscar la Independencia de la corona española y difundir ideas antimonárquicas.
Ese año, obtuvo la borla de doctor en Teología en la Real y Literaria Universidad de Guadalajara. Pasó un año en prisión, abjuró de lo dicho y luego fue confinado al colegio de la Santa Cruz en Querétaro y en la Ciudad de México.
Murio en 1833, aunque otros biógrafos dicen que fue en 1834 y otros que en 1837.
Entre 1812 y 1817, durante la guerra de independencia, las guerrillas de Guadalupe Victoria utilizaron por primera vez una bandera tricolor. Sin embargo, fue Agustín de Iturbide quien le otorgó a los colores su significado. En la Villa de Iguala, el 24 de febrero de 1821, el sastre José Magdaleno Ocampo confeccionó la bandera de las tres garantías. Sus franjas estaban dispuestas en forma diagonal. El blanco simbolizaba la pureza de la religión católica; el verde (al centro) representaba la independencia y el rojo, símbolo de unión entre mexicanos y españoles.
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Aunque algunas versiones señalan que el cura Hidalgo tomó la imagen de la virgen como bandera para la causa insurgente, existe una versión que indica que fue la gente del pueblo la que bajó la imagen del santuario de Atotonilco, le improvisó un asta y ante el clamor que provocó esto, Hidalgo y sus hombres decidieron utilizarla como símbolo de la causa.
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La guerra de independencia no sólo enfrentó a los hombres, también a dos vírgenes: la de Guadalupe, abanderada de los insurgentes, luchó contra la de los Remedios, enseña de los realistas, quienes incluso la nombraron generala. Al final ganó la morena del cerro del Tepeyac.
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13) Hidalgo vs. Allende
Desde el inicio de la guerra, Hidalgo y Allende tuvieron grandes diferencias. El capitán le criticaba al cura que permitiera los excesos y el saqueo de su tropa; que no procurara organizar un ejército pequeño pero disciplinado; que se retirara de la ciudad de México cuando pudo tomarla, que se hubiera ensoberbecido autodenominándose “Alteza Serenísima” y que permitiera la matanza de españoles. Todas esas razones llevaron a Allende a planear el envenenamiento de Hidalgo, y aunque repartió tres dosis de veneno, nunca pudo llevar a cabo su plan porque Hidalgo estaba bien protegido.
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1. El virrey Francisco Javier Venegas bautizó a los rebeldes que iniciaron la guerra de independencia con el nombre de “insurgentes”. El término tenía un sentido peyorativo, sin embargo, arraigó en la conciencia social y los propios revolucionarios se hicieron llamar así.
Puente de Calderón
Aprehensión de Miguel Hidalgo
La prostitución: recuento de un viejo oficio
Por Paola Morán Leyva
No tienen principio ni tendrán fin. No siempre han tomado partido y han vivido al margen de los acontecimientos nacionales con la única misión de otorgar un poco de placer. No sé sabe su origen ni hay registros de la primera prostituta en la historia mexicana; sin embargo según Alfredo López Austin, en documentos como los Códices Matritense y Florentino existen diversas referencias a la “mujer alegre…, la mujer malvada que con su cuerpo se hace lujuriosa… afligida, pervertida. Es víctima para el sacrificio, esclava bañada para el sacrificio… Vanidosa, presuntuosa, mujer contoneante…”
El concepto de “prostituta” se utilizó hasta mediados del Siglo XVIII. En el México novohispano no existía un término legal o una pena por ejercer este oficio, pero sí había sanciones para las “alcahuetas” o “leoninas” y desde el siglo XVI se crearon instituciones de salud especializadas en atender el “fuego sacro” o el “mal de San Anton”, como el Hospital de Nuestra Señora de Loreto, donde se atendían a mujeres sifilíticas y tuberculosas.
La prostitución en 1865
Dentro de las páginas de La Gazeta de México, quedó escrito que el 22 de julio de 1733 se “celebró en la Real Casa y Recogimiento de Santa María Magdalena con toda la solemnidad” una misa y sermón en honor de la fundación en 1689 de la “Casa para Rameras Públicas”, lugar de reposo, donde después de la vida disipada llevada por estas mujeres, les ayudaban a volver al buen camino y a bien morir.
Durante la guerra de independencia, la prostitución se usó, en muchos casos como arma contra los realistas. Las “hembras disolutas” fungían como espías o con mañas y audaces artificios convencían al enemigo de unirse a la causa independentista. El gran momento para estas heroínas fue el sitio de Cuautla (1812). Durante más de dos meses las mujeres públicas visitaron el campamento realista del cual obtenían sus buenas monedas y sobre todo información militar de valor incalculable para la causa de Morelos. Su labor quedó grabada en la historia de Cuautla desde la década de 1820, cuando el Ayuntamiento de la ciudad les dedicó una calle: “Intrépida barragana”.
Pero no siempre fueron tan patriotas. Años más tarde cuando los norteamericanos ocuparon la ciudad de México, en 1847, las meretrices llamadas “margaritas” fueron repudiadas por dormir en la cama del adversario, sin ningún otro objetivo que el pago por sus servicios. En alguna ocasión, la justicia popular hizo mella: las “margaritas” de San Ángel fueron rapadas y “selladas” en castigo por su traición.
La “Barragana de Aguascalientes” fue otra de las famosas seductoras del siglo XIX. Una mujer que a sus debilidades y vicios “agregaba un pacto con el demonio”. Según Luis González Obregón, a cambio de su alma, la barragana recibió hermosura tal, que ningún hombre podía resistir a sus deseos. Lo tuvo todo aunque a la hora de morir debió pagar el precio. Ya en los acalorados infiernos suplicó la “gracia” de poder pasear en coche por la Villa. Ni el mismísimo diablo pudo negarse a la “barragana” y le concedió rondar de la medianoche al amanecer. “No faltaron muchos que aseguraban haber oído el ruido del coche y otros haber visto en él a la condenada cercada de llamas y demonios.”
En tiempos del Segundo Imperio, Maximiliano dedicó dos años de su gobierno para crear un registro de mujeres públicas. Parece que fue el general Bazaine, quien mortificado por las enfermedades que podían contraer sus soldados en las exóticas tierras mexicanas, conminó al emperador a reglamentar esta actividad. El registro de mujeres públicas conforme al reglamento expedido por el S.M. emperador recogió 598 fichas. Es posible que éste fuera el primer registro fotográfico, producto de un reglamento realizado por el propio Maximiliano en 1865. La foto de cada señora debían estar acompañada por el nombre, lugar de origen, edad, oficio previo, domicilio, forma de trabajo (independiente o en prostíbulo), enfermedades padecidas y categoría, dependiendo el sector social para el que trabajara.
Todavía bajo la sombra del águila imperial, en 1867 fue legalizada la prostitución. Desde entonces el gobierno obligó a las prostitutas a someterse a un examen médico. De junio a noviembre se presentaron entre 581 y 872 mujeres a revisión. También se creó un espacio en el Consejo de Salubridad y en el Consejo General de Beneficencia, adscrito al Hospital para prostitutas de San Juan de Dios (luego Hospital de Morelos y ahora Museo Franz Mayer), atendido por Hermanas de la Caridad y que funcionó hasta 1968.
La visionaria actitud del emperador dejó de lado el maniqueo dilema si las prostitutas eran un bien o un mal social, catalogándolas como un problema de salud pública. Quién hubiera imaginado en aquel tiempo que aún en nuestros días continuaría vigente el debate de si las llamadas mujeres “perdidas” son un “mal necesario” o simplemente son “la salida pública del sexo” –como ha dicho Carlos Monsiváis. Expuestas al escarnio y la ofensa, las “barraganas”, “meretrices” o “mujeres públicas” han sobrevivido y bien vivido el paso del tiempo, y también tiene una historia que contar.
Artículos relacionados:Ver Una “madame” novohispana .Ver Centenario de la consumación.Ver Mitos y héroes.Ver Palacio de Buenavista.Ver El automóvil del presidente Madero.Ver Galería: Caricaturas de personajes de la Revolución.Ver Podcast Las bebidas espirituosas en la historia de México.
6 comentarios para “La prostitución: recuento de un viejo oficio”
1. roger dice:
28 Abril, 2010 en 18:44
Todavia no existe un marco legal certero para esta actividad, propiciando que la autoridad haga y deshaga a su antojo, se dice que es ilegal, pero que luego que la ley lo permite. Pienso que mientras las mujeres que se dediquen a la prostitucion lo hagan por su completa voluntad, sin que nadie las presione y mientras ellas cobren lo que consideren justo, y no les moleste atendernos a los hombres, y mientras los hombres accedan a pagar el costo, pues deberia ser algo totalmente legal, no dejando lugar a dudas para que las autoridades impongan multas o sanciones segun su conveniencia e interpretacion.
2. juan dice:
28 Abril, 2010 en 07:43
ahora se de donde proviene el nombre de la famosa bebida MARGARITA muy famosa en EU
3. Rafael Rodrìguez Quintero dice:
28 Abril, 2010 en 00:40
Y què nos pueden ilustrar nuestros historiadores sobre la homosexualidad en la Nueva España, o en la epoca revolucionaria?Hubieron legislaciones, prebendas, prostituciòn masculina, etc…Es un tema, que como el de las meretrices, tambièn merece atenciòn. Porque los gays existen desde que el mundo es mundo.
4. Lucía Oliva Sanchez dice:
27 Abril, 2010 en 16:34
Exelente articulo, no pense que hubiera algo escrito en relación a, ni mucho menos que hubiesen tenido tan importante participación en la campaña de Morelos y estoy de acuerdo con la galeria.
5. Dr. Alberto Maupomé dice:
26 Abril, 2010 en 23:55
Excelente artículo ¡muchas gracias!
6. Tu Bicentenario dice:
26 Abril, 2010 en 10:53
Estimado usuario (a): Buena parte del registro de prostitución levantado durante el segundo imperio se encuentra publicado en la obra de Arturo Aguilar Ochoa, La fotografía durante el imperio de Maximiliano, México, UNAM/Instituto de Investigaciones Estéticas, 1996.
HISTORIA DEL CONGRESO DE LA UNIÓN
La historia del Congreso no se ubica necesariamente con la consumación de la independencia y el nacimiento de la nación mexicana sino desde 1813, cuando Morelos trató de darle una estructura jurídica y política a la lucha insurgente y organizó el célebre Congreso de Chilpancingo.
José María Morelos
2. El Congreso ha estado presente en toda la historia política de México y es quien ha dado al país las diversas formas de gobierno que ha adoptado: monarquía constitucional moderada, república central y república federal. De acuerdo con nuestra Constitución redactada por el Congreso Constituyente de 1916-1917, “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación”.
3. De 1824 a 1857, el poder legislativo operaba con un sistema bicameral –diputados y Senadores-; con la Constitución de 1857 desapareció el Senado, pero en 1874, bajo el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada fue modificada la Constitución para restablecerlo. Entre los impulsores del sistema bicameral se encontraba el jurista campechano Rafael Dondé.
Rafael Dondé
4. Desde mediados del siglo XIX, se criticaba acremente a los diputados faltistas: el legislador José María Mata escribió: “Si en todo esto hay infamia, vergüenza y humillación, no es para la mayoría de los diputados, sino para los propios que faltan a su deber, para los que se fingen enfermos para ir al teatro y atender sus negocios particulares”.
5. A pesar de la importancia del poder legislativo, debido a la guerra de Reforma y a la intervención y el imperio de Maximiliano (1857-1867), el presidente Juárez gobernó sin el Congreso que tuvo que disolverse no sin antes otorgarle facultades extraordinarias para gobernar durante los años de guerra.
6. El 1 de septiembre de 1944, el presidente Ávila Camacho presentó su informe de gobierno ante el Congreso de la Unión. Correspondió al diputado Herminio Ahumada –yerno de José Vasconcelos-, responder al informe y a pesar de ser miembro del partido oficial, por entonces llamado Partido de la Revolución Mexicana, señaló que la revolución había fallado “no en cuanto la reforma social en sí, ni a la intención que entraña…, sino a la traición de los mismos políticos que insinceramente la proclaman…, de los falsos revolucionarios que se amparan en la pureza de la doctrina para manchar, escarnecer y destruir las conquistas sociales de la Revolución…”. Su respuesta cayó como bomba y luego de la sesión sus propios compañeros de partido lo destituyeron de la de la presidencia de la Cámara y posteriormente lo expulsaron del partido.
Herminio Ahumada
7. El Congreso ha sido disuelto en dos ocasiones por capricho del gobernante en turno: por Agustín de Iturbide, durante su imperio, en 1822 y por Victoriano Huerta en octubre de 1913, varias decenas de diputados de la XXVI Legislatura fueron encarcelados por ser enemigos del régimen huertista y como protesta el Senado voto su propia disolución.
Diputados de la XXVI Legislatura encarcelados
8. Desde 1929, cuando se fundó el PNR –posteriormente PRM (1938) y PRI (1946)- y hasta 1997, los presidentes de la República contaron con mayoría absoluta en el Congreso. En 1997, la oposición logró arrebatar la mayoría iniciando así una nueva correlación de fuerzas entre el poder legislativo y el poder ejecutivo.
9. En la Constitución de 1857 se estableció que el Congreso sesionaría en dos periodos ordinarios al año. Durante décadas el presidente inauguraba las sesiones dando su informe de gobierno dos veces al año y las fechas para comenzar los trabajos legislativos eran el 16 de septiembre y el 1 de abril.
10. Cuando fue promulgada la Constitución de 1917 -que rige actualmente los destinos del país- se estableció un solo periodo ordinario de sesiones, del 1 de septiembre al 31 de diciembre. En 1986 se reformó la Constitución para instaurar de nuevo dos periodos de sesiones: del 1 de septiembre al 15 de diciembre –pudiéndose extender hasta el 31 de diciembre- y del 1 de febrero al 30 de abril.
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Vida cotidiana en vísperas de la Independencia
Quizás en ningún otro momento del largo periodo virreinal, la capital novohispana había transformado tanto su paisaje urbano como en la última década del siglo XVIII. En 1789 llegó a la Nueva España el virrey, don Juan Vicente Güemes Pacheco y Padilla, segundo conde de Revillagigedo. Para su sorpresa se encontró con una ciudad que era prácticamente un chiquero.
La gente solía tirar su basura en las calles; el comercio establecido en el Parián cotidianamente dejaba la plaza mayor hecha un muladar, y las otrora transparentes acequias se habían convertido en riachuelos de aguas negras. En el ambiente se respiraba un fétido y nauseabundo olor producido por la malsana costumbre de la gente que hacía sus necesidades en donde le asaltaban las ganas.
Por si fuera poco, el estado del palacio virreinal y de la plaza mayor era lamentable. “Había dentro del Palacio –escribió Francisco Sedano en Noticias de México- cuartos de habitación y de puesteros de la plaza, bodegas de guardar frutas y otros comestibles, fonda y vinatería que llamaban la Botillería, panadería con amasijos, almuercerías donde se vendía pulque públicamente, y de secreto chiringuito, juego de naipes público, juego de boliche; montones de basura y muladares”. Los trasnochadores, encontraban en el Palacio el sitio ideal para continuar la parranda y amanecer acompañado de alguna mujer y un buen tarro de pulque. Gente chamagosa, hampones, pordioseros y borrachos que reñían frecuentemente, le daban un aspecto aún más sombrío a la sede del poder novohispano.
Aquel lugar, donde alguna vez se había levantado esplendoroso el Palacio de Moctezuma, era una extensión de la podredumbre y suciedad que dejaban a diario los vendedores en la Plaza Mayor. El comercio ambulante había tomado por asalto la gran plaza. “Con toda libertad, a cualquiera hora del día, se arrojaban a la calle los vasos de inmundicia, la basura, estiércol y perros muertos… Cualquiera, sin respeto de la publicidad de la gente, se ensuciaba en la calle o donde quería”.
Sin lugar a dudas, la primera preocupación del virrey Revillagigedo fue la capital del virreinato. De inmediato comenzó a tomar medidas drásticas como la introducción del desagüe y atarjeas en todas las calles, sin que una sola dejara de contar con el servicio de drenaje. Luego, las empedró a todas por igual, estableció el servicio de limpia y recolección de basura, enumeró las casas e instaló el alumbrado público para iluminarlas de noche.
Consciente de la necesidad de aplicar una política de salud pública, en agosto de 1790 el virrey expidió un bando para limpiar la ciudad de México que aplicó hasta sus últimas consecuencias y fue muy severo con la gente que continuaba ensuciando la vía pública. Con la primera falta los hombres cumplían veinticuatro horas de encarcelamiento; cuarenta y ocho por reincidir y las mismas horas si insistían en violar el bando del virrey aunque con una modalidad nada agradable: se les colgaba de cabeza hasta cumplir con el castigo. Las mujeres padecían penas aun más severas: tres días de cárcel en cualquiera de los casos, pero si se cometía el delito por tercera vez se le agregaban “veinticinco azotes en dos tandas”. Las autoridades debían vigilar que la ley se observara particularmente en las pulquerías “que es el paraje en que se comete dicho exceso con mayor frecuencia por hombres y mujeres, enajenados de pudor y la razón”.
Para combatir el caos que provocaba el comercio en la plaza mayor, Revillagigedo realizó el primer reordenamiento de ambulantes colocándolos en la Plaza del Volador –donde hoy se encuentra el edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, y dejó el Parián como el único mercado dentro de la plaza mayor.
Además, ordenó el embellecimiento de los paseos, de las plazas y alamedas; controló el caos vial de la ciudad, introdujo los coches de alquiler y organizó el servicio de policía, tanto el diurno como el que por las noches prestaban los llamados “serenos”. Por supuesto, persiguió sin piedad a los ladrones y asesinos, caracterizándose su gobierno por la mano dura que dejó caer en contra de los criminales. Gracias a la gestión del virrey, que sólo duró 5 años, la capital novohispana fue llamada “la ciudad de los palacios”.
El ejemplo que dio en la ciudad de México lo extendió hacia las principales ciudades del reino. Así, fueron beneficiadas poblaciones como Veracruz, Toluca, Mazatlán, Guadalajara, San Blas, y Querétaro. Además, para la mejorar comunicación entre las distintas poblaciones y aumentar el tráfico comercial, ordenó el diseño y construcción de una amplia red de caminos modernos, destacándose entre ellos el que corría de la ciudad de México al puerto de Veracruz, donde se realizaron grandes obras de ingeniería para salvar los barrancos y los ríos.
Revillagigedo fue un visionario, rápidamente se compenetró en la administración pública novohispana y ordenó un minucioso estudio de las rentas que producía el virreinato, con el fin de separar lo que correspondía a la real hacienda e incrementar la recaudación de los impuestos que podrían ser aprovechados en beneficio de los novohispanos. Por primera vez se recopilaron y reunieron los papeles de las oficinas públicas, que estaban hasta entonces dispersos, ordenando el virrey la creación de lo que es actualmente el Archivo General de la Nación. Pero su mayor obra gubernativa, en cuanto a utilidad práctica se refiere, lo fue la realización del primer censo de población de la Nueva España, organizado por el virrey y que permitió conocer el tamaño exacto de la población, su raza y su modo de vida.
La transformación de la ciudad de México en tiempos de Revillagigedo fue evidente; la capital del virreinato se encontró de pronto con un ordenamiento y estética urbanística sin precedentes.
Comenzaba el siglo XIX
Las primeras luces del siglo XIX iluminaron a una Nueva España que parecía reflejarse en la eternidad. Alo largo de su historia, el más grande virreinato de América había sorteado toda clase de escollos. Durante casi tres siglos, temblores, inundaciones, epidemias, motines y reformas políticas y económicas amenazaron la joya más preciada de la corona española, pusieron en riesgo a su legendaria capital y cimbraron hasta la última columna del Palacio Virreinal.
A pesar de la marcada desigualdad social señalada desde 1804 por Alexander von Humboldt, el territorio novohispano, con sus casi cuatro y medio millones de kilómetros cuadrados y seis millones de habitantes, tenía recursos suficientes para presentarse al mundo como el “cuerno de la abundancia”. Al menos en las ciudades, la gente vivía disfrutando de la paz y tranquilidad del inicio del siglo.
La ciudad de México lucía como el mejor ejemplo del promisorio futuro. Desde 1789 el virrey Revillagigedo, “superior a todos los que tuvo la Nueva España”, había transformado la capital limpiando sus plazas, empedrando las calles principales, estableciendo el alumbrado público y reordenando por primera vez en la historia el comercio ambulante. Hacia 1805 la ciudad contaba con casi 150 mil habitantes. Tenía entonces 304 calles, 140 callejones, 12 puentes, 64 plazas, 19 mesones, 2 posadas, 28 corrales y 2 barrios.
Unos años antes del inicio de la independencia, la Nueva España parecía estar suspendida en el tiempo. A pesar de las graves contradicciones sociales, no se percibía cambio alguno y la ciudad continuaba su andar al ritmo de las campanas de Catedral. Ni siquiera la “consolidación de Vales Reales” implementada en 1804 y por la cual los bienes inmuebles de decenas de particulares tuvieron que ser rematados, despertó a la sociedad de su letargo. Al menos, no, en ese momento. El largo periodo de calma anunciaba en el horizonte la tormenta que iniciaría en 1808 -con el primer intento independentista- y que en 1810 se convertiría en una tempestad de dimensiones incalculables.
El primer periódico “diario”
La primera publicación cotidiana de la historia mexicana fue El Diario de México. Fundado por Jacobo Villaurrutia y Carlos María de Bustamante comenzó a circular a partir del 1 de octubre de 1805 y vio su fin el 4 de enero de 1817. Entre 1805 y 1807, el novedoso periódico dio cuenta de la vida cotidiana a través de sus cuatro páginas diarias. Hacia 1808, el Diario de México tenía 396 suscriptores. 250 residían en la ciudad de México y 146 eran de los llamados “foráneos” quienes recibían su ejemplar en lugares como Querétaro, Veracruz, Colima, Puebla, Villa de Córdoba, Orizaba, Coscomatepec, Izúcar, Perote, Atlixco, Apam, Silao, Pátzcuaro, Sayula y Guadalajara.
Entre los suscriptores destacaban los canónigos, maestros, científicos, militares, jueces, abogados, comerciantes, uno que otro hacendado y siete mujeres –de la ciudad de México-, de rancio abolengo y de las cuales una era monja. A partir de 1808, el Diario tomó otro giro. En septiembre estalló el movimiento independentista encabezado por el Ayuntamiento de la ciudad de México, que si bien fracasó, fue el primer antecedente y el primer anuncio de que el proceso de independencia estaba cerca.
En las páginas del Diario de México se reflejaba la vida cotidiana de la Nueva España, pocos años antes del inicio de la independencia. Era un deleite leer las noticias de ciencia, recitar los sonetos y letrillas, comentar los consejos de moral para la vida diaria y los anuncios de propiedades a remate; aprenderse los cantos religiosos para las ceremonias más importantes del año; relatar los asuntos históricos, conocer de música, acercarse a la literatura, mantener un cuerpo sano con los consejos y recomendaciones de medicina y sobre todo, reflexionar en torno a la velada crítica que los editores hacían de la situación virreinal, donde salía a relucir la educación, la política y la cultura.
En más de una ocasión, los lectores del Diario alzaron la voz en favor de una idea digna de ser escuchada: la “escuela patriótica”. Apoyada por prelados, cabildos eclesiásticos, ricos solterones y hombres acaudalados se organizarían centros de enseñanza donde los jóvenes de las clases menesterosas serían instruidos en religión, primeras letras y en algún “oficio mecánico”. El tema de la educación no desató polémica como tantas otras materias abordadas en el periódico, pero la conclusión era una: la consolidación de la patria se fundamentaba en la educación de cada uno de sus habitantes y en ella radicaba su próspero futuro.
Otros temas, más amables, también solían abordarse. Poetas improvisados, escritores en ciernes, amantes del romanticismo y enamorados del amor contribuían con sus creaciones literarias no siempre afortunadas. La respuesta del público era el mejor indicador del éxito o fracaso de los escritores. Amor y desamor, engaño, pasión, muerte y religión, se combinaban para darle el toque poético al Diario de México.
La variedad de temas era tan diversa que se podían encontrar desde reflexiones de orden moral como la integridad, hasta algo tan macabramente original como un “modelo para convites de entierro”: “Muy señores míos de mi mayor veneración y respeto, la Divina Majestad de nuestro Redentor Jesucristo se ha servido de llevarle el alma a don Juan Miguel Belis, el cual es cadáver, y para darle sepulcro a su cuerpo es de menester de ustedes su asistencia que así espero lograrla en el día de mañana a las nueve del día. Celebro esta ocasión pues me franquea la de lograr sus asistencias y deseándoles la más perfecta salud y que la Divina Majestad de Nuestro Señor Jesucristo se las facilite innumerables años. Su más atento servidor”.
El Diario de México se despedía de sus lectores dedicando su última página a los avisos de ocasión: Pérdida. “Del entarimado de la puerta de Catedral, que mira al Parián, dos pendientes de un arete de diamantes brillantes, montados en plata: dése razón en la curtiduría de D. Juan Pulido. Hallazgo. “En la calle de la pila seca una muchachita de año y medio o dos años, trigueñita, de pelo güero y enaguas de angaripola: ocúrrase a la calle de las Cocheras núm. 5. Compra-venta: “Una esclava de edad de 19 a 20 años… se dará en 100 pesos”.
El Diario de México fue un espacio público para la discusión. Los lectores se enfrascaban en debates escritos, cuestionaban, respondían y refutaban. Al lado de notas amables, poesías o consejos, aparecían las opiniones del público lector que generalmente firmaba sus intervenciones con curiosos seudónimos o simplemente con iniciales que dieron forma al mejor retrato de una época que tocaba a su fin.
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Literatura
Descripción histórica y cronológica de las dos piedras
Las letras criollas
El contenido de las letras en las últimas décadas del México novohispano, estuvo marcado por los aires reflexivos que trajo consigo la ilustración y la necesidad de crear una identidad propia en la Nueva España.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, aparecieron los primeros indicios de nacionalismo criollo para construir una identidad que encontraba su origen en el pasado indígena, en el terruño, en la virgen de Guadalupe –como símbolo de identidad de los americanos-, en las propias creaciones criollas: la ciencia, el arte, la música, el teatro, la arquitectura, la educación.
En 1755, Juan José de Eguiara y Eguren desarrolló la Biblioteca mexicana que tenía como objetivo dar a conocer la literatura “de nación mexicana”, sus autores, la ciencia, las bibliotecas y los colegios novohispanos. El proyecto buscaba ser un compendio de la cultura nacional desde la época prehispánica hasta el siglo XVIII.
Los jesuitas participaron activamente en el desarrollo del nacionalismo criollo hasta su expulsión de los territorios españoles ocurrida en 1767 por instrucciones del rey Carlos III. Aunque buena parte de la obra de los miembros de la Compañía de Jesús fue publicada en Europa, sus temas abonaron en el mismo sentido nacionalista. Así, Francisco Xavier Clavijero publicó Historia antigua de México, Francisco Xavier Alegre escribió Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España; Pedro José Márquez editó un volumen sobre los monumentos arquitectónicos de Tajín y Xochicalco y Andrés Calvo escribió la primera historia general del virreinato. Por su parte, Antonio León y Gama publicó La descripción histórica y cronológica de las dos piedras que con ocasión del nuevo empedrado que se está formando en la plaza principal de México se hallaron en ella el año de 1790, donde abordó el descubrimiento de la piedra del sol y la Coatlicue.
También fueron tiempos en que comenzaron a circular las primeras publicaciones periódicas, como La Gaceta de México (1722), dirigida y redactada por el criollo Juan Ignacio María de Castorena Ursúa. A finales del siglo XVIII, José Antonio de Alzate publicó la Gaceta de
Literatura de México y José Ignacio Bartolache, la Gaceta de México, que se convirtieron en medios de difusión de la cultura criolla.
No pueden faltar Carlos María de Bustamante y Jacobo de Villarrutia quienes, en 1805, fundaron el Diario de México, primer periódico moderno de la cultura mexicana. En sus páginas colaboraron otros escritores como Anastasio de Ochoa, Francisco Sánchez de Tagle, Juan Wenceslao Barquera, entre otros.
En cuanto a la poesía, el autor más relevante del período fue Fray Manuel Martínez de Navarrete (1768-1809); también destaca Rafael Landívar con su Rusticatio mexicana. Con el cambio de siglo se añadieron nuevas plumas que mezclaron su talento con los aires libertarios de la guerra de independencia como José Joaquín Fernández de Lizardi y su Periquillo sarniento, Andrés Quintana Roo, o Francisco P. Ortega.
Fuente: Enrique Florescano y Rafael Rojas. El ocaso de la Nueva España. La antorcha encendida, México, editorial Clío, 1996
Teatro
El teatro en vísperas de la independencia
Al comenzar el siglo XIX, el teatro era una de las diversiones públicas más socorridas por la sociedad novohispana.
Año con año, el Coliseo Nuevo –inaugurado en 1753- presentaba sus temporadas a las cuales asistía la gente para presenciar distintos dramas y comedias.
A pesar de la influencia y las tendencias que venían de España, desde finales del siglo XVIII en la actividad teatral se reflejaban los usos y costumbres de la sociedad novohispana. Así surgieron formas de teatro breve, sainetes, entremeses y coloquios.
La administración del teatro, su organización, los ensayos, el comportamiento de los actores y actrices y del público en general, era por sí mismo una representación de la vida cotidiana. Los virreyes estaban muy atentos a la vida teatral y eran informados de su acontecer. Hacia 1763, el virrey don Bernardo de Gálvez promulgó el primer reglamento de teatro de la historia mexicana. Las autoridades ejercían toda clase de censura y vigilaban qué obras podían montarse. De acuerdo con el reglamento del virrey:
“Comedias, sainetes, tonadillas, bailes y otras de ejecutarse en el Teatro, deberán ser reconocidas y examinadas sin limitación, aunque antes se hayan representado al público sin éste o con éste requisito, ó aunque estén impresas con las licencias necesarias; y si al tiempo de la ejecución, no obstante de estar aprobadas nuevamente, se advirtiesen algunos de aquellos reparos que no se ofrecen al leer dichas piezas, y si al verlas representar, se recogerán las que sean, prohibiéndose desde ahora su repetición con el defecto que se le note.”
Los títulos de las obras no contribuían mucho a calmar las ansias moralizadoras de las autoridades civiles y religiosas: El diablo predicador, El negro valiente en Flandes, La gitana de Menfis, Hados y lados, El falso nuncio de Portugal y El mágico de Salerno.
En la primera década del siglo XIX, El Diario de México de Carlos María de Bustamante organizaba concursos para impulsar la creación de obras de teatro de factura mexicana y se entregaban premios en efectivo. Pero el teatro no podía mantenerse ajeno a la situación de España, en 1808, tras la invasión napoleónica a la península ibérica, se presentaron varias obras en la capital novohispana para hacer mofa de los franceses. En una de ellas, se vistió a un mono de general francés para regocijo de los asistentes.
El Coliseo Nuevo abría sus puertas todos los días de la semana con excepción del sábado. Las funciones terminaban entre 10 y 11 de la noche. Al interior del teatro el ambiente no podía estar más viciado. Las lámparas de aceite provocaban una capa de humo, casi una bruma, permanente. Aromas desagradables se mezclaban –comida, el olor de la gente, tabaco quemado-. Hombres y mujeres fumaban en el interior aunque estaba prohibido que arrojaran al patio las colillas o los cabos de cigarro desde los palcos y la galería alta porque continuamente se quemaban los vestidos y capas de la gente que ocupaba los lugares de abajo. También se prohibió escupir al patio, o arrojar las cáscaras de la fruta consumida durante las representaciones, este comportamiento provocaba riñas continuas.
Si el contenido de las representaciones teatrales, la letra de los bailes o las propias diversiones públicas reflejaban la vida cotidiana, el sentir, los sueños y frustraciones de la sociedad novohispana, sucesos como la invasión napoleónica a España de 1808 o el inicio de la guerra de independencia en 1810 no podían quedar al margen.
Luego de conocerse la noticia del inicio de la guerra de independencia, el teatro se convirtió en un bastión de resistencia a favor de la causa del rey. Cada una de las victorias alcanzadas por las fuerzas realistas sobre los insurgentes eran celebradas en el Coliseo; la promulgación de la Constitución de Cádiz en 1812, también tuvo una función especial.
En 1813 se realizó una representación a beneficio de la tonadillera “Inesita”, una de las actrices más hermosas de su época y quien era señalada como la amante del virrey Calleja, el militar que entre 1810 y 1812 había encabezado la persecución contra los insurgentes y presidió personalmente la función. En 1817, el Coliseo se vistió de gala y ofreció una gran función para celebrar la aprehensión y fusilamiento del insurgente español Xavier Mina.
Fuente:-Enrique de Olavarría y Ferrari, Reseña Histórica del teatro en México (1538-1911), México, editorial Porrúa, 1961.
GASTRONOMÍA
“LA HISTORIA DEL CHILE EN NOGADA”
Marisol Franco
Cuentan los que saben, que en 1821, un año antes de coronarse como emperador de México, el general Agustín de Iturbide, que se dirigía a la capital tras firmar los Tratados de Córdoba que sellarían la Independencia del entonces virreinato de la Nueva España, hizo escala en la ciudad de Puebla y degustó los chiles en nogada, coincidiendo con el día de su santo.
Se dice que las autoridades locales quisieron agasajar a Iturbide con un banquete especial y le presentaron un nuevo platillo que integraba los tres colores de la bandera del Ejército Trigarante, el cuerpo militar independentista, en el verde del chile poblano, el blanco de la salsa de nueces y queso, y el rojo de la granada.
Fueron las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica las encargadas de elaborar el platillo que hiciera alegoría de la bandera que más adelante se convertiría en la bandera nacional mexicana.
Así que las monjas hicieron una cuidadosa selección de ingredientes, influida por la euforia del espíritu y fervor patriótico reinante en esos días, ya que se trataba de una ocasión especial para agasajar al héroe. Para la preparación de los chiles en nogada, las religiosas utilizaron ingredientes de la temporada en la zona central de México, como lo son el chile poblano, la nuez de castilla tierna y la deliciosa granada.
Los chiles se rellenaron con carne molida y frutas tales como pera, granada, nuez, durazno, uvas, manzana y plátano, y luego se bañaron con la salsa de nuez y queso.
El toque final fue la decoración con granos de granada y hojitas de perejil y se cuenta que el aroma, el color y el sabor del chile en nogada vencieron las reticencias de Iturbide, quien pese a sus temores a ser envenenado, devoró el nuevo invento gastronómico y así nació el chile en nogada.
Aunque la receta original hace lucir el intenso color verde del chile poblano, algunas personas ahora lo preparan capeado, lo que no le quita su espíritu patriótico dentro de la gastronomía mexicana.
El chile poblano o de San Agustín (28 de Agosto) se llama así por cosecharse en fechas cercanas a la fiesta religiosa del santo de Hipona y se caracteriza por ser carnoso y muy oscuro. Mientras más oscuro es su color, resulta menos picoso.
Cuando está seco, el chile poblano se llama ancho o mulato, y se utiliza como base para aquella suprema creación de la cocina de México que es el mole poblano.
En 2006, investigadores del Instituto Politécnico Nacional, en México, descubrieron que la capsaicina contenida en el chile poblano puede ayudar al tratamiento de diversos padecimientos cardíacos, el lumbago y la diabetes.
LA GRANADA: FRUTA DEL OTOÑO
La granada contiene cantidades considerables de manganeso, vitamina C y las integrantes del complejo B, útiles para prevenir el agrietamiento de la piel, sequedad de las mucosas y decaimiento. Por si fuera poco, son parte de ella los ácidos cítrico y málico, que fortalecen al corazón y disminuyen los síntomas característicos del asma.
Es a finales del verano y durante el otoño cuando la llamativa fruta de la granada se ofrece en toda su plenitud con sus numerosas semillas de color rojo vivo violáceo. De origen persa, fue llevada a España por los árabes y los españoles introdujeron esta fruta a América.
Es tan atrayente que el refrán dice que granada madura, tentación segura.
La granada tiene reputación de afrodisíaca, y era habitual su cultivo en los templos griegos dedicados a la diosa del amor.
NUEZ DE CASTILLA PARA EL CORAZÓN
En México, Puebla es el tercer productor nacional de nuez de castilla, que cuenta con altas propiedades nutritivas y antioxidantes, además de ser un auténtico protector cardiovascular, por su gran conenido de ácido alfa linoléico, ácido fólico, magnesio, cobre, vitamina E, proteínas y fibra.
Los especialistas aseguran que consumir de 8 a 10 nueces al día, ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre
http://www.calamoyalquimia.tribu-info.ws/webzine/20090716_historia-del-chile-en-nogada.html
¿QUE VESTIMENTA Y MEDIOS DE TRANSPORTE UTILIZARON DURANTE LA INDEPENDENCIA?
El vestuario durante la época de Independencia, fue austero en cuanto a lasd clases populares ya que fue un período de guerras. La gente del pueblo utilizó con pocas variantes, las mismas prendas de la época colonial y éstas eran cercanas a las actividades que se realizaran. La manta era la tela más cotizada entre el pueblo, faldas amplias y largas en las mujeres, blusas con reminicencias típicas, huaraches, cabello trenzado con listones y recogido en la nuca, rebozos.Los varones usaban también camisas de manta, chaquetas según su actividad, muy frecuentemente botas (quien tuviera las posibilidades) Y trajes formales con levitas en caso de las personas de cierto nivel socialTe dejo ligas con aspectos de la ropa en las diferentes clases soiciales en el período 1821:El Emperador Agustín de Iturbide:http://i30.tinypic.com/anyn2o.jpgAntonio López de Santa Ana:http://www.legendsofamerica.com/photos-texas/SantaAnna.jpgPersonajes ejército Trigarante:http://www.mexicomaxico.org/zocalo/images/Trigarante1821.jpghttp://www.biografiasyvidas.com/monograf…
Medios de transporte:Durante esa época en que los medios disponibles de transporte eran tan lentos y algunos caminos casi intransitables. El caballo presentaba la mejor opción, las carretas y vehículos jalados por caballos u otros animales de tiro. Es hasta 1850 que llegan a México los "tranvías de mulitas".La transportación comercial se hacía por medio de barco a la vez que los viajes interoceánicos.
Pueblos Indígenas durante la Independencia y siglo XIX
Benito Juárez, presidente de México (1858-1867; 1867-1872) y primer presidente de origen indígena.
La participación indígenas, fue importante para la Independencia de México, ésta no supuso grandes cambios para la aún entonces mayoría indígena de México. La imposición del español en todos los asuntos públicos[7] se acompañó de la obligatoriedad de la escuela primaria en español para toda la población, fue el cambio más trascendental para los indios.
Los procesos liberalizadores implicaron un nuevo golpe a la vida tradicional indígena, al eliminar los cabildos indígenas regidos por los usos y costumbres y las parcelas comunales, que fueron privatizadas y pasaron a manos de caciques locales. Esto empeoró aún más las condiciones de vida indígenas y los obligó en muchos casos a trabajar como semiesclavos para los nuevos amos.
Las rebeliones indígenas contra las continuas expropiaciones y la explotación por parte de blancos y mestizos continuaron: zapotecos (1839-1853), nahuas de Guerrero (1842-46), huastecos (1879-1882), yaquis (1825-1897) y la llamada Guerra de Castas, rebelión maya que creó un estado independiente en Yucatán. Estas rebeliones fueron sofocadas por el nuevo gobierno mexicano con tanta saña como el colonial, incluyendo deportaciones masivas, como la de yaquis a Yucatán o la venta de mayas como esclavos a Cuba,[8] después de las masacres de mestizos y blancos en numerosas ciudades de la península de Yucatán. La intolerancia entre los dos grupos no parecía sino crecer, como señala Justo Sierra O'Reilly en su libro 'Los indios de Yucatán':
Yo quisiera hoy que desapareciera esa raza maldita y jamás volviese a aparecer entre nosotros [...] yo los maldigo hoy por su ferocidad salvaje, por su odio fanático y por su innoble afán de exterminio.
El siglo XIX vio sin embargo la llegada de un indio a la máxima jerarquía de la nación, Benito Juárez, zapoteco casado con criolla; y además, un mestizo mixteco-criollo, Porfirio Díaz, quien sin embargo se distinguió por su política represora antiindígena y de 'blanqueamiento' de la población (Guerra del Yaqui, fin de la Guerra de Castas).
En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor. Luego la revolución de 1910, también somos los indígenas y campesinos los que más sangre y vida dimos por tierra y libertad porque fueron nuestros hermanos indígenas y campesinos los que pelearon con valentía y heroísmo sin temor de perder más que la propia vida. Pero después de esa revolución tampoco hubo tierra ni libertad para los indígenas y campesinos. Los que asumieron el poder a nombre de la revolución después del asesinato de nuestro general Emiliano Zapata también se olvidaron de los indígenas [...]
↑ http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2005/2005_09_16_b.htm EZLN, Apertura de 'La otra campaña', 2006
JOSEFA ORTIZ DE DOMINGUEZ
Mi nombre es Josefa Ortíz De Domínguez, soy una de las personas que se oponen a las injusticias que viven los pobladores de la Nueva España, por lo cual he decidido participar en las Tertulias, donde planeamos el futuro de los novohispanos. Confieso que soy admiradora de los ideales y de la personalidad del cura de Dolores, quizá esta admiración y sentimiento que poseo, me ha distanciado de mi esposo el Corregidor.
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